En esta obra, Zhuang crea una experiencia visual impresionante, utilizando flores tridimensionales de papel arroz, que parecen brotar de la superficie, evocando una sensación de dinamismo y vitalidad. La obra se compone de capas de flores dispuestas meticulosamente sobre una superficie plana, creando una sensación de profundidad y movimiento, como si el jardín estuviera en constante transformación. Las flores son en su mayoría de colores brillantes y vivos, como rojos, amarillos y naranjas, lo que otorga a la obra una energía vibrante. La disposición de las flores en diferentes tamaños y formas añade una sensación de fluidez, como un lecho de flores que se despliega ante la vista del espectador.