Alejandro Susunaga, originario de la Ciudad de México, se acercó a la pintura y el grabado desde joven. A los 21 años, viajó al semidesierto para enseñar pintura a niños de la comunidad, pero pronto se involucró en labores del campo, estableciéndose seis años en el Área Natural Protegida de Wirikuta, San Luis Potosí. Luego, viajó a Europa y se estableció en España, donde se especializó en gran formato y collografía en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Actualmente, reside en Wirikuta y trabaja en su obra y en Casa Ta-Mazi, una residencia artística. Su arte combina lo abstracto y lo figurativo, experimentando con técnicas de pintura y grabado como óleo, acrílico, xilografía, linografía y collografía. La monumentalidad, lo moderno, lo orgánico de las formas y la diversidad de matices son características de su trabajo. Sus temas principales son la divinidad, la fertilidad y el misterio, representados a través de figuras geométricas, rostros femeninos y trazos amorfos, reflejando su interés por la introspección y el cuidado del ser. Esta pieza pertenece a la serie Fundamentos, que son piezas de gran formato en las que se mezcla la pintura al óleo con el grabado y la colografía. Esta serie es el cimiento en el que se apoya el artista para des- cubrirse y abrirse a la monumentalidad